El Consejo Europeo ha adoptado formalmente la Directiva revisada sobre la eficiencia energética de los edificios. La directiva ayudará a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y la pobreza energética en la UE. Se han adoptado nuevas normas para mejorar el rendimiento energético en edificios, conseguir edificios con cero emisiones para 2050, eliminar progresivamente el uso de combustibles fósiles en los edificios, rehabilitación energética progresiva y para garantizar el despliegue de energía solar y movilidad sostenible.
La Directiva revisada se publicará en el Diario Oficial de la Unión Europea y entrará en vigor en las próximas semanas. Los Estados miembros tendrán dos años para incorporar las disposiciones de la directiva a su legislación nacional, mientras que la Comisión Europea revisará la directiva de aquí a 2028, a la luz de la experiencia adquirida y de los avances realizados durante su aplicación.
En marzo de 2024, el Parlamento Europeo aprobó la revisión de la Directiva relativa a la eficiencia energética de los edificios para reducir al máximo las emisiones de GEI y el consumo de energía en el sector de la construcción de la UE de aquí a 2030, y hacerlo climáticamente neutro a partir de 2050.
La Directiva revisada establece objetivos ambiciosos para reducir el uso general de energía de los edificios en toda la UE, teniendo en cuenta las especificidades nacionales. Según las nuevas normas, para 2030 todos los edificios nuevos deberían ser edificios de cero emisiones, y para 2050 el parque de edificios de la UE debería transformarse en un parque de edificios de cero emisiones.
Para los edificios no residenciales, la directiva revisada introduce normas mínimas de eficiencia energética que garantizan que dichos edificios no excedan la cantidad máxima especificada de energía primaria o final que pueden utilizar por m2 anualmente. Según las nuevas normas, en 2030 todos los edificios no residenciales estarán por encima del 16% de los edificios con peor rendimiento y, en 2033, por encima del 26% de los edificios con peor rendimiento en términos de rendimiento energético. Los Estados miembros pueden optar por eximir de las normas a edificios específicos, como edificios históricos, lugares de culto o edificios propiedad de las fuerzas armadas.
Los Estados miembros también se asegurarán de que el uso medio de energía primaria de los edificios residenciales se reduzca un 16% en 2030 y entre un 20% y un 22% en 2035. Al menos el 55% de la reducción energética se logrará mediante la rehabilitación del 43% de las peores zonas. Asimismo, implementarán medidas de asistencia técnica y apoyo financiero, centrándose en los hogares con pobreza energética.
Para descarbonizar el sector de la construcción, los planes nacionales de rehabilitación de edificios incluirán una hoja de ruta con vistas a eliminar progresivamente las calderas de combustibles fósiles de aquí a 2040.
Las nuevas normas garantizarán el despliegue de instalaciones adecuadas de energía solar en edificios nuevos, edificios públicos y edificios no residenciales existentes en proceso de rehabilitación que requieran un permiso. También proporcionarán infraestructuras de movilidad sostenible, incluidos puntos de recarga para coches eléctricos en los edificios o junto a ellos, precableado o conductos para dar cabida a futuras infraestructuras y plazas de aparcamiento para bicicletas.